DEMANDAS DE LOS 1° DE MAYO EN ROSARIO ENTRE 1890 Y 1955
En la ciudad de Rosario, desde 1890 hasta la actualidad nunca se dejó de conmemorar el 1º de mayo. Durante muchos años las demandas se reiteraron pero también se fueron sumando otras.
Por Leonidas Noni Ceruti (*) / Historiador
LOS PRIMEROS AÑOS
El Manifiesto de 1890, que fue el primer pliego de reclamo presentado a las autoridades políticas, donde se “proclamó de absoluta necesidad crear leyes protectoras y efectivas sobre el trabajo: Limitación de la jornada de trabajo a un máximo de ocho horas para los adultos; Prohibición del trabajo de los niños menores de catorce años y reducción de la jornada a seis horas para los jóvenes de ambos sexos de 14 a 18 años, Abolición del trabajo de noche, exceptuando ciertos ramos de industria cuya naturaleza exige funcionamiento no interrumpido; Prohibición del trabajo de la mujer en todos los ramos de industria que afecten con particularidad al organismo femenino, Abolición del trabajo de noche de la mujer y de los obreros menores de 18 años, Descanso no interrumpido de treinta y seis horas, por lo menos cada semana, para todos los trabajadores, Prohibición de cierto género de industrias y de ciertos sistemas de fabricaciones perjudiciales a la salud de los trabajadores, Supresión del trabajo a destajo y por subasta, Inspección minuciosa de talleres y fábricas por delegados remunerados por el Estado: elegidos, al menos la mitad, por los mismos trabajadores, Es obligación de todos los trabajadores declarar y admitir a las obreras como compañeras, con los mismos derechos, haciendo valuar para ellas la divisa: Lo mismo por la misma actividad, Se reclama la entera libertad de coalición y conciliación”.
En 1903, las demandas fueron por la jornada laboral de ocho horas, la derogación del servicio militar obligatorio y la ley de residencia, reglamentación del trabajo de las mujeres y los niños en las fábricas. Se solicitaba una activa agitación en favor de las cocineras de hoteles y bares, a fin de que gocen de un descanso semanal desde el sábado a las 20 hs hasta las 17 del día siguiente. Y la Federación de Dependientes de Comercio, la Unión Gremial Femenina, presentaron por primera vez la reivindicación de la ley de la silla.
Durante los festejos del centenario de la Revolución de Mayo, la Sociedad de Resistencia dio a conocer una proclama explicando porque la conmemoración tenía como consigna “La protesta contra la Ley de Residencia”: Por ser contraria al espíritu del pueblo argentino, Por anular libertades que acuerda la Constitución, lo que equivale a asesinar moralmente a los libertadores de 1810, Porque desconociendo la justicia jurídica aplica el castigo como cuando está bajo el imperio de la ley marcial, lo que implica un estado de sitio permanente, Por dar a la policía atribuciones de juez-verdugo, Porque sus efectos aunque nulos, como alcance social, siembra la desolación y la muerte en los hogares proletarios”.
Además, se reclamaba la libertad de los presos: “Porque sus actos son efectuados en defensa de la colectividad y por la justicia que entraña, no pueden llamarse delitos, Porque el pensamiento, palanca del progreso, no debe ser encarcelado, Porque si algo hubiera que castigar, debía empezarse por la sociedad, o régimen imperante, origen de esos actos inicuamente llamados auto-sociales”.
Y se reclamaba la amnistía para los desertores y prófugos del ejército: “Porque es inhumano obligar por la fuerza a que los jóvenes abandonen sus hogares y empuñen el arma homicida cuando detestan la vida militar, Porque aplicar castigos a los jóvenes por no cumplir las absurdas disposiciones gubernamentales, es lo que puede llamarse un verdadero atentado a la soberanía popular, Porque queremos que vuelvan tranquilos a sus hogares”.
Durante el acto del Partido Socialista, en 1911, al que concurrieron más de 1000 personas, se conoció un pronunciamiento contra la Ley de Defensa Social, el cual expresaba “Que la ley social, en cuanto afecta la entrada al país, de extranjeros inculpados de delitos de pensamientos, en cuanto mutila las libertades de reunión pública, de palabra, de prensa y los derechos de huelga y de más inherentes a la acción ordinaria del movimiento obrero y gremial del pueblo obrero, debe ser derogada”.
El año en que la clase obrera rosarina estaba movilizada fue en 1913 porque los tranviarios habían reclamado las 8 hs de trabajo, y la empresa había dejado cesantes 103 empleados.
PETICIONES Y REPRESION ENTRE 1917 Y 1930
Las primeras conmemoraciones en este periodo estuvieron influenciadas por el fin de la Primera Guerra Mundial. Las posiciones de los trabajadores frente a la guerra tuvieron un profundo sentimiento antibélico, tanto en los discursos o en las consignas callejeras se expresaban los pensamientos pacifistas, remarcando que la clase obrera era la víctima de la guerra, y reclamando la paz. La FORA rosarina, manifestó que “Considerando que la guerra es el producto de los intereses eminentemente burgueses, antagónicos en un todo a las aspiraciones de emancipación de la clase trabajadora, declaramos: Que condenamos enérgicamente la barbarie del militarismo, y aconsejamos a las sociedades adheridas que en el caso de producirse una declaración de guerra, sea de carácter agresivo o defensivo, se declare la huelga general revolucionaria y se empleen todos los procedimientos que las circunstancias aconsejen para desbaratar los planes criminales del Estado” .
Las conmemoraciones en 1921-22 de esos años se hicieron bajo las consignas de repudio a la represión desatada en la Patagonia contra los obreros en huelga, decretándose el paro general en solidaridad con los peones rurales del sur del país que estaban siendo masacrados por el Teniente General Várela.
Los actos autorizados por la policía en 1924 tuvieron una consigna unificadora: la oposición a la Ley de Jubilaciones. Los empresarios se pronunciaban también contra la ley y se negaban a pagar su aporte a la Caja Jubilatoria.
Los gremios adheridos a la USA (Unidad Sindical Argentina), se manifestaron a través de su periódico Bandera Proletaria, contra la sanción de la Ley de Jubilaciones, a través del artículo “La horca de la jubilación”, en el cual puntualizaron que “La génesis de la ley está en lo siguiente: las finanzas del país están de tal manera embargadas por los continuos despilfarros de todas las administraciones que llegará un día en que los capitalistas no quieran hacer empréstitos por falta de garantía. Necesitando dinero el Estado, siendo él el más grande propietario, no puede sacarlo de la propiedad ni del privilegio, entonces va a quitárselo al trabajo y previo estudio largo y perseverante, produce la famosa ley de jubilaciones: el escamoteo más descomunal que se haya visto. Por la ley, el trabajador no sólo pierde su libertad, sino que también su dinero”.
A los ya clásicos reclamos se le sumó la separación de la Iglesia del Estado.
La Federación Obrera Local Rosarina, exhortó a las sociedades adheridas que “se pongan en condiciones de hacer triunfar la jornada de seis horas”.
La solidaridad internacional volvió en 1927 cuando los obreros anarquistas Sacco y Vanzetti fueron condenados a muerte en EEUU. Los pronunciamientos fueron varios, aprobándose en las asambleas obreras una serie de paros generales, que se concretaron entre julio y agosto.
DICTADURA, CORRUPCIÓN Y TORTURAS
En 1932, la Asociación Anarquista, que adhirió a la manifestación pública abogaba por estos requerimientos: la supresión del presidio de Ushuaia, Por la jornada de seis horas, Libertad de Prensa social.
Varios gremios reclamaron con este comunicado: “Ocho horas de trabajo para adultos en trabajo diurno y seis en trabajo nocturno y en las industrias insalubres. El ciclo semanal será de cinco días como máximo. Vacaciones anuales con goce de sueldos. La jornada de trabajo es el conducto comunicante entre las clases sociales”.
Las reivindicaciones económicas estuvieron en todas las tribunas en 1935, ya que varios sindicatos elaboraron un petitorio que incluía: “Jornada máxima semanal de cuarenta horas y vacaciones anuales pagas, establecimiento de comisiones mixtas en cada industria para fijar periódicamente el salario mínimo de los trabajadores y la rotación en el trabajo. Salario mínimo y escalafón de los trabajadores del Estado y entidades de carácter público. Cumplimiento de la legislación social. Seguro nacional a la desocupación, a la invalidez y a la ancianidad. Mantenimiento de las reformas del Código de Comercio sancionadas por el Parlamento”.
Fue en 1936 cuando se produjo el acuerdo de varias fuerzas gremiales y políticas para realizar conjuntamente la conmemoración. Por una parte, el alza de las luchas de la clase obrera y el despertar de las actividades políticas por las libertades democráticas, contra el fraude, de repudio a la dictadura, sumado a las posturas antifascistas, forjaron la unidad para el acto, que fue organizado por el “Comité Sindical Pro 1º de Mayo”, al que adhirieron numerosos sindicatos, y los partidos Socialista, Comunista, Demócrata Progresista, UCR, distintas instituciones, plegándose por primera vez la Federación Universitaria del Litoral, alcanzando el mayor éxito del periodo.
Las peticiones económicas, gremiales y políticas fueron: Reivindicaciones Políticas: Afirmación de las libertades democráticas, Defensa de la Ley Sáenz Peña y condena del fraude y la violencia, Repudio de las dictaduras, de las oligarquías y fascismo, Derogación de la ley de Residencia 4144, Amnistía amplia a los presos políticos y sociales, Reconocimiento legal de los partidos políticos democráticos; Reivindicaciones Gremiales: Libertad sindical, Defensa de la Ley 11729, Reivindicaciones Económicas: Control del capital financiero internacional y lucha contra una política imperialista, Oposición a todo monopolio privado en especial al monopolio del transporte, Contra la desocupación, Por la elevación del nivel de vida de la clase trabajadora. A esas demandas se agregó a pedido de los estudiantes “por una Universidad Popular.
Cuando Europa era invadida por las tropas hitlerianas, los sindicatos en 1940 dieron a conocer este pronunciamiento: “Europa se halla convulsionada y el crimen de la guerra se cierne sobre los hombres, mujeres y niños. Los intereses en juego ponen en peligro la paz de todos los países. Los ideales pacifistas, sentidos profundamente y confesados decididamente por la clase laboriosa del mundo, son nuevamente mancillados por las clases dominantes que, en desmedido afán de predominio y explotación del hombre por el hombre, llevan a cabo una terrible e incontrolada acción destructiva”.
CONMEMORACIONES DURANTE LOS DOS PRIMEROS GOBIERNOS PERONISTAS
Los actos de la CGT en Rosario se realizaron en los primeros años, frente al local de la Secretaria de Trabajo y Previsión (Corrientes 440), posteriormente en el Parque Independencia en la intersección de Cochabamba y Oroño, lugar que se transformaría en histórico para el peronismo, en otras ocasiones se lo hizo en la Plaza San Martín, o en la cortada Sargento Cabral y Urquiza. Por su parte los anarquistas y comunistas realizaban actos en Plaza Pringle, los socialistas en Plaza San Martin.
Los concentraciones sindicales contaban con la presencia de las delegaciones gremiales, se sumaban delegaciones escolares con sus abanderados acompañados de sus maestros y profesores, no faltaban el Jefe de Policía, legisladores provinciales y nacionales, el secretario de gobierno de la municipalidad, Monseñor Caggiano, y en varias ocasiones el gobernador de la provincia, quien dirigía la palabra al final de la celebración. El escenario siempre fue adornado con banderas argentinas y cuadros de Perón y Evita. El desarrollo de los actos, se daba con este programa, primeramente se entonaba el Himno Nacional, posteriormente la Marcha Peronista, y la canción de la CGT, para luego dar espacio a los discursos de los dirigentes gremiales locales. Posteriormente, llegaba el momento más esperado como era la transmisión radiofónica de los discursos de Perón, Evita y del Secretario de la CGT nacional, desde Buenos Aires. Todo finalizaba con los números artísticos, a cargo de miembros del Sindicato de Músicos o del Sindicato Argentino del Espectáculo Publico, luego fuegos artificiales y en algunas ocasiones con un baile popular, que daban un colorido acorde “al día de fiesta y no de duelo” que se estaba evocando, dejando de lado las jornadas de lucha y reclamos. Por otra parte, la CGT en varias ocasiones, fletó trenes a Buenos Aires para el acto central.
En 1947, se realizaron varias reuniones, todas con gran éxito, como lo demuestran las cifras brindadas por la policía, que decían que los socialistas en Plaza San Martín, con la presencia de Alfredo Palacios congregaron a 6000 personas; a su vez los sindicatos con la CGT convocaron a 1300; al acto del Partido Comunista asistieron 1000 militantes y al de los anarquistas de la FORA, 400.
En 1953, el peronismo centró el acto en dar a conocer el Plan Quinquenal en la Unión Ferroviaria, y en 1952 cuando se dejó inaugurada una biblioteca en el local de la CGT, donada por Bienestar Social de la Provincia.
Durante el acto en Plaza San Martín en 1954, se guardó un minuto de silencio por Guillermo Sancino, caído en los sucesos de Plaza Constitución, y se escucharon los discursos del Secretario de la CGT y de Perón, quien luego de agradecer los recuerdos de Evita, manifestó: “En este 1º de Mayo de 1954 deseo también tener un recuerdo que debe ser imborrable para los trabajadores argentinos. Los trabajadores del mundo entero recuerdan el crimen de Chicago, mientras los trabajadores argentinos el crimen cometido en esta propia plaza por las bombas radicales. Para esos compañeros pido un minuto de silencio, durante el cual los iré nombrando a cada uno de ellos, para que todos los primeros de mayo recordemos a nuestros mártires inocentes, sacrificados por la ignominiosa traición de los políticos: Mario Pérez, Salvador Mannes, Leo David Rouneux, Osvaldo Mouche, Santa Fersteiggata, José Couto. Compañeros, la justicia que todos los hombres de un pueblo llevan en su corazón ha de hablar con la ecuanimidad de sus recuerdos solidarios de esas acciones inconsultas, producto de la desesperación de los hombres impotentes, para aconsejarles que cambien de método, porque el asesinato no ha sido jamás remedio para ninguna agitación cívica”. Luego llegó el turno de los números artísticos, y la actuación del Coro Estable de la CGT, dirigido por Orestes Basso, y finalmente el anunciado baile popular en la calle.
Los actos y reclamos de 1955, fueron especiales por el clima político, económico y social que vivía el país. Los discursos de los dirigentes gremiales rosarinos adquirieron una virulencia especial, por el clima de los enfrentamientos entre antiperonistas y peronistas. El secretario de la CGT nacional, Vuletich en un discurso durísimo descalificó a la cúpula de la Iglesia Católica y a la oligarquía con estos términos “el clero predica la resignación de rodillas, nosotros preferimos con Usted General que preconiza la dignidad erguida de cara al sol y nos enseñó a pelear por las conquistas de nuestros derechos. La historia se repite, los curas siguen protegiendo a los mercaderes ricos, en lugar de cuidar los intereses de los humildes, tal como lo había prescripto el Nazareno, tal como lo hacía Eva Perón. Nosotros los humildes, los que fuimos la clase oprimida, sabemos que el clero no está a nuestro favor como en los tiempos bíblicos. Los predicadores de la resignación y la mansedumbre han contribuido a fortalecer a la oligarquía que lucra perpetuando la explotación, la ignorancia y la esclavitud, que el justicialismo, expresión de los principios de Cristo, combate y repudia. A la resignación que aquellos pregonan, preferimos la altiva dignidad, que Ud. nos enseñó, para destruir esa triste trilogía”.
A su turno Perón, luego de agradecer la presencia y de remarcar que era un día peronista, expresó: “Festejamos este 1º de Mayo frente a la lucha de los últimos baluartes de la oligarquía, que van cayendo sucesivamente, por eso en este día de los trabajadores, en este día en que la conciencia de los hombres libres, elevan al cielo la plegaria de su amor por los humildes y por el trabajo, en este día que los hombres de conciencia llevan en su corazón un monumento a los hombres que producen la grandeza y la felicidad del pueblo, en este día en nombre de la República, yo me inclino reverente frente a los trabajadores, que levanta y llevan las banderas de la nacionalidad en los hechos de todos los días, que llevan la bandera que los ha marcado a los hombres humildes. El pueblo decidirá. Volvemos como en los tiempos iniciales, en la lucha anti oligárquica, del trabajo a casa y de la casa al trabajo. Si algún día como entonces nos obligan a dejar el trabajo, pobres de ellos. En estos días, han muerto un obrero y un estudiante, esto es un símbolo de la advertencia: para la canalla que trabaja escondida y subrepticiamente, Cuidado es la voz del pueblo que la hace, Cuidado, Compañeros, sigamos nosotros tranquilos de acuerdo a nuestras costumbres y confiando en nuestras fuerzas y nuestra unión. Con eso triunfaremos y haremos triunfar a la Patria, que cuando la Nación pone su destino en manos del pueblo, no sale nunca defraudado”.
A los meses, volverían los golpes de estado, y el de 1955, que trajo una secuela de fusilados, presos, ataques a la clase obrera y al partido peronista, que cambiaría el rumbo del país, y la lucha de clase contra clase iría creciendo.
(*) Estas líneas pertenecen al libro “Historia del 1° de Mayo en Rosario: 1890-2000”, de Leonidas Ceruti, primera edición “La Comuna” (2002), segunda edición Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (2021).


