El poder de la clase obrera
En el marco del plan de formación continua del SOEAR, Rolando Astarita -especialista en economía, docente y escritor argentino- visitó nuestro sindicato, dando inicio a un nuevo espacio de formación que coordina la Secretaría Gremial. Los índices de la economía argentina y la tensión permanente entre trabajo y capital: dos clases con intereses opuestos e irreconciliables. La necesaria reconstitución política de la clase trabajadora, la discusión ideológica de fondo y la advertencia de Astarita: “La clase obrera tiene el poder del conocimiento, el poder de hacer mover las máquinas y el poder de generar la riqueza con la transformación de la naturaleza”.
Rolando Astarita empezó su charla con la misma idea que, spoiler alert, resurgió sobre el cierre de su intervención: “Valoro mucho la formación política y teórica de la clase trabajadora, me parece vital. Celebro y aplaudo iniciativas como éstas. Tenemos necesidad de discutir. Durante mucho tiempo en la izquierda y en el movimiento popular primaron ideas tipo estalinista, de pensamiento único, donde había que militar sin pensar”.
Astarita se refirió a cuestiones relativas a la política económica del gobierno de Milei, pero sobre todo centrándose en el posicionamiento del movimiento popular y la clase trabajadora frente a lo que está ocurriendo. Compartió algunos datos publicados recientemente por el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos): “En el primer trimestre del año con relación al primer trimestre del año pasado, el producto bruto (la economía) cayó el 5%. El consumo bajó casi el 7%, la inversión -que es el motor del desarrollo económico capitalista- bajó casi el 23.5%. Aumentó la desocupación y se perdieron aproximadamente 280 mil puestos de trabajo. Está habiendo suspensiones y vacaciones anticipadas. El Salario Mínimo y Vital interanual bajó casi el 30%. Se está apuntando a una situación donde pretenden bajar los salarios a niveles históricos sin precedentes”, empezó advirtiendo Rolando.
Astarita, que tiene un blog en el que abre un espacio para ´el intercambio de reflexiones sobre temas relacionados con la economía, la política y el análisis social en general, desde el punto de vista del marxismo´, apuntó sobre el índice de indigencia que en tres meses pasó de menos del 10% a más del 17%. “El hambre es una cosa espantosa. Milei ha dicho que en este sistema si no aceptás que te explote el capitalista, te podés morir de hambre. Para Milei eso es libertad”. Astarita planteó que ese tipo de discursos busca destruir la solidaridad obrera y la conciencia humana. “Es la batalla cultural que trata de inculcar la idea de que el mercado decide todo. Al que es débil lo podés patear con tranquilidad y tirarlo en el camino porque el mercado sanciona y purifica. Es un discurso que va al fondo, a lo ideológico, a los sentimientos más profundos: se trata de disgregar a la clase obrera. Es lo opuesto a lo que decía Marx, ´obreros del mundo unidos´, acá es ´obreros del mundo cada uno la busca por su lado, como puede, en el mercado´”.
Astarita plantea que la reducción del 16% de los gastos en programas sociales se enmarca en un ataque a derechos básicos de la clase obrera. Destaca, a su parecer, el punto más terrible del DNU 70/23: aquel que afecta el derecho de huelga. “Se declaran servicios esenciales casi toda la actividad económica, por ejemplo, toda la industria dedicada a la exportación. Al ser esenciales tendrán restringido el derecho de huelga. Son ataques que nos retrotraen a siglos atrás en el sistema capitalista. El derecho de huelga fue ganado por la clase obrera en base a lucha. No lo decidió el mercado, lo decidió la lucha obrera. Eso se quiere eliminar”.
Una pregunta que Rolando socializa durante su intervención es cómo es posible que con estos datos, que la gente los está sintiendo en carne propia, las estadísticas siguen indicando el apoyo del electorado hacia Milei. “Es un problema que nos interpela profundamente como activistas y militantes”. Sobre esto, apunta hacia las alternativas que se defendieron desde la clase trabajadora y desde los grandes sectores de la izquierda, aquellas que “fueron llevando a la frustración y terminaron impotentes frente al avance de la derecha y al discurso que se presentaba, y a las propias crisis”.
“No basta con luchar, hay que pensar por qué luchamos, con qué programa y de qué manera. Es un problema político y tenemos que asumirlo”. El planteo de Astarita interpela porque se dirige hacia las profundidades. “Hubo muchas luchas a lo largo de la historia, no faltó empeño en pelear, peleamos y nos derrotaron. Pero faltaba otra cosa, no era solamente pelear”. En este sentido, propone ir más allá de algunas consignas que se repiten habitualmente y que en muchos casos terminan siendo cáscaras vacías. “No basta con decir mejoremos nuestros problemas estatizando, porque si no discutís quién dirige el Estado tenemos un problema. ¿Cuál es la ventaja de un Milei al frente de YPF? Hubo gobiernos y regímenes de ultra derecha que fueron estatistas: Hitler, Musolini, Franco y los conservadores de los años 30 en Argentina eran estatistas al servicio de un programa reaccionario anti trabajadores favorable a la exportación”.
Avanzada la exposición Rolando remarca la relación indisoluble entre el capitalismo, el Estado y el mercado. “Uno de los pilares para la reconstitución política de la clase trabajadora es la de tomar una distancia crítica con relación al Estado y al sistema capitalista. Entender que no hay capitalismo sin Estado y no hay Estado sin capitalismo; y no hay Estado sin mercado. Hay una imbricación entre ellos, no son cosas separadas”. Según su planteo, no hay que apostar a la idea de que el Estado se va a poner por encima de las fracciones de clase para ayudar a los desposeídos. “Eso no existe. Esa distancia crítica nos va a ayudar a la pelea por reivindicaciones económicas y por libertades en la lucha cotidiana”.
El problema de fondo: cómo respondemos al poder del capital
El poder del capital, dice Astarita, radica en “controlar los medios de producción y decir no tenés trabajo si no aceptás las condiciones”. Ese poder se traduce en la salida de capitales al exterior. “Las inversiones que tienen los capitalistas argentinos en el exterior superan a las inversiones que tienen los extranjeros en Argentina”. El número: casi 440 mil millones de dólares que tienen argentinos en el exterior. “Dijeron no invierto en Argentina porque tengo mejores condiciones en otro lugar. Para volver a Argentina exijo tal y tal cosa, por ejemplo, el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones). Ese es el poder del capital que despliega una estrategia internacional frente a movimientos populares y movimientos obreros que son nacionales”.
Sobre el final de la charla, el docente, escritor y ensayista refuerza algunos de sus ejes. “El FMI está de acuerdo con el programa de la UIA y la UIA está de acuerdo con el programa del FMI. Si es reducir derechos obreros, reducir derecho de huelga, precarizar más el trabajo, facilitar el despido, coinciden con el programa. Es un problema de clase, no es un problema nacional”.
Esta encrucijada del capitalismo requiere, en el análisis de Astarita, una reorganización social profunda. “Marx decía que hay que luchar por reivindicaciones elementales, por nuestro salario y derechos como vacaciones pagas, seguridad social. Si no luchamos nos llevan a la degradación más profunda tipo ideario Milei”. Al mismo tiempo, advierte: “Hay que saber que no por recibir un mejor salario desaparece la explotación del trabajo. Marx decía que ´un explotado bien alimentado es un explotado ante todo´. Esa es la distancia de clase”.
La mirada ancha de Rolando invita a combinar, para generar una alternativa diferenciadora, “la lucha reivindicativa por mejoras inmediatas con la preparación y la discusión ideológica de fondo”. Aclara que “no se hace política repitiendo como lorito una fórmula o solución: ´no le pagues al FMI, no le pagues al FMI´”. Dice que se debe articular esa respuesta en todos los planos. “Eso hizo fuerte al movimiento obrero. Las mejoras se consiguieron con lucha, reivindicación, organización. Pero también con preparación ideológica y política”. En este aspecto, sugiere pensar cómo se lucha para no desgastar al movimiento. “Hay que saber acumular fuerzas por muchas vías. La clase obrera tiene el poder del conocimiento, el poder de hacer mover las máquinas, el poder de generar la riqueza con la transformación de la naturaleza. Eso es lo que hay que reivindicar”.