El SOEAR repudia todo tipo de persecución sindical
Desde el SOEAR vemos con mucha preocupación el video que circuló públicamente en el que se ve y se escucha una reunión que ocurrió en junio de 2017 en la que participaron el entonces Ministro de Trabajo bonaerense, el Ministro de Infraestructura y el Subsecretario de Justicia, ambos también del gobierno de Vidal, un senador, el intendente de La Plata y otros funcionarios del gobierno nacional macrista junto a cinco empresarios. Con la filmación quedó desnuda la persecución política a dirigentes sindicales durante el gobierno de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal.
Es el propio Marcelo Villegas, ex Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, quien les explica a los empresarios el engranaje persecutorio que incluye provocación a sindicalistas, armado de causas y judicialización de la protesta: les pide a los patrones que denuncien en la órbita del Ministerio de Trabajo y en la Justicia a ciertos dirigentes que ellos ya tenían marcados. También aclara que los jueces y fiscales ya estaban avisados y que todo marcharía como estaba planeado. Algunas de sus palabras textuales: “Créeme que si yo pudiera tener una Gestapo, una fuerza de embestida para terminar con todos los gremios, lo haría”.
Diego Añaños es politólogo y docente de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. No duda en decir que el video es una prueba irrefutable de que “se está utilizando a la inteligencia para perseguir personas”. Habla sobre la gravedad del hecho y dice que el blindaje mediático es el motivo por el cual algo tan escandaloso no se convirtió en tapa de todos los diarios.
¿Cómo podemos dimensionar lo que se ve en el video? ¿Cuáles son las implicancias políticas?
Diego Añaños– Me parece que es algo extremadamente grave y que lamentablemente debe ocurrir mucho más seguido de lo que uno piensa porque el secretismo es parte de la política. Lo que ocurre es que acabamos de ver en video y con audio a funcionarios públicos, judiciales, a un Ministro de Trabajo, a miembros de la AFI, directamente planteando sobre la mesa el armado de una causa judicial para perseguir gente utilizando para eso un dispositivo que tiene el Estado que es el de la inteligencia. Está claro que cualquier gobierno tiene que tener información que sea distinta a la que circula por la calle, sino no se podría detectar un atentado, no se podrían conocer maniobras de mercado o cuestiones de ese tipo. Es cierto que la inteligencia existe, el tema es cómo vos la utilizás. Evidentemente esto es una prueba patente de que se está utilizando a la inteligencia para perseguir personas.
Cuando trabajaba en la cátedra de Teoría Política I, hablábamos de la parábola de Giges, que es una historia que cuenta Platón en el libro II de La República. Es la historia de un pastor que después de una gran tormenta sale a caminar y se mete en una cueva donde encuentra un anillo. Se lo lleva y se lo pone. En una reunión con los pastores, mientras él está hablando, nota que cuando gira la engarzadura del anillo los pastores no lo ven. Entonces pide ser parte del concejo que va a ir a contarle al rey las conclusiones de la reunión, se mete en el palacio, seduce a la reina, matan al rey y se queda con todo. ¿Con qué tiene que ver esta metáfora? Con la idea de que la invisibilidad y el secreto te transforman en impune. Lo que estamos viendo es un pacto de impunidad.
¿Qué es toda esta gente? Es como un montón de Giges con la engarzadura del anillo dado vuelta diciendo efectivamente que se van a largar a perseguir personas. Y que además les van a inventar causas.
Además hay un blanco bien definido…
D. A. – Están persiguiendo a dirigentes sindicales con los cuales tienen además una disputa ideológica, política y mediática clara y abierta. Esto multiplica la gravedad del hecho. La otra cuestión a destacar es el tratamiento que esto recibe en los medios. En su momento vimos a un tipo tocando el portero en un convento y tirando un bolso. Y alrededor se eso se construye una historia: la cantidad de dinero que había en los bolsos, las armas, quiénes eran las personas, qué es lo que hacían. Pero lo único que vimos es la imagen de un tipo tocando un timbre. Acá tenemos una grabación de un Ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires haciendo lo que hizo, y el titular del diario La Nación es ´La fiscalía imputó a un ex ministro de María Eugenia Vidal por la supuesta persecución al Pata Medina´. También tiene que ver con la forma en la que estas cosas se tratan. En Clarín directamente la noticia no está y en Infobae tampoco.
¿Es el blindaje mediático el guardián de todo este engranaje antisindical?
D. A. – Sí, y opera en el sentido de la impunidad. La impunidad es fundamental, hacen lo que hacen porque se sienten impunes, igual que Giges que es invisible. La impunidad no tiene que ver necesariamente con la visibilidad. A veces las cosas están visibilizadas pero no explotan. Ellos pertenecen a una tradición política en la cual la impunidad es fundamental; sin impunidad no se puede hacer lo que hacen. Y esa impunidad hoy está garantizada en gran medida por el blindaje mediático y la manera en que se tratan estas noticias.
Algo que sí circulaba en los medios era toda una construcción discursiva alrededor de ciertos sindicalistas. ¿Por qué tal ensañamiento con la dirigencia sindical durante los gobiernos de Macri y Vidal?
D. A. – Esto tiene que ver con la colonización de las subjetividades. En algún momento de la historia este colectivo (derecha, conservadurismo) percibió que las cosas no se podían hacer a los palazos con el garrote. Y apuntó a la colonización de las subjetividades. Construir un relato que fuera creíble era necesario. Y por eso cooptaron los medios. En vez de avanzar con las botas avanzan con los medios. Porque los medios han convencido a la gente a través de este proceso de desacreditación pública de que los sindicalistas son los malos. Encontrás mucha gente que dice ´el tipo no era culpable de la causa pero seguro es un hijo de puta´. Está montado ese discurso y en el imaginario público hoy los sindicalistas son vagos, atorrantes, no son la gente que defiende a sus trabajadores en sus condiciones de trabajo y en sus garantías salariales sino que son esos vagos que nunca laburaron, que son ricos y que se benefician de su posición relativa. Todo esto opera de modo que cuando aparece en los medios algo como lo que vimos no genera indignación.
Hay mucho volumen generado con tapas y tapas de diarios o noticias con estas descalificaciones y después este video de 2017 queda perdido en la agenda pública…
D. A. – Aparecen frases como ´no es para tanto´. Está construida esa suerte de sentido común que dice que ellos están persiguiendo a los malos y que si tienen que utilizar algún medio que no es del todo honorable igual están habilitados.
¿Como si el fin justificara los medios?
D. A. – Claro, pero primero tenés que instalar la idea de que estos tipos son los malos. Y después avanzan, total cualquier cosa que hagan está justificada.
El video es demasiado explícito y la explicación del engranaje de persecución es muy clara…
D. A. – Dicen que está todo arreglado, que ya tienen sensibilizada a la justicia, a los fiscales. ´Ya lo hablamos´, dicen. ´Esto va a correr, esto va a caminar´. Esa es la idea. ´Vamos a armar lío pero ya está estructurado, todos los actores que tienen que participar están avisados´.
Por lo tanto, además de quienes están en esa mesa son muchas las personas que deberían responder en la Justicia…
D. A. – Efectivamente. Por eso digo que hay un montaje que excede largamente este caso y que tiene que ver con una manera perversa de utilización del espionaje. Lo terrible de todo esto es que hay una concepción del manejo del Estado, el cual se utiliza para perseguir, reprimir, ocultar.
Se nombra explícitamente la palabra Gestapo…
D. A. – Es una monstruosidad lo que estamos viendo. Es un verdadero espanto. Que esto no se haya transformado en un escándalo nacional tiene una sola explicación y es que existe un blindaje mediático espantoso. Están utilizando esa palabra horrible. De alguna manera hay que darle dimensión y mantenerlo en la agenda pública.