Skip links

EL 1 DE MAYO DURANTE LOS GOBIERNOS DE MENEM

El programa económico de los gobiernos de Menem tenía como meta la reinserción de la economía argentina en el mercado mundial y una nueva etapa de acumulación del capital. Su decisión fue la de concretar un pacto con la derecha económica y política. Primero el ajuste empezó con Plan BB (Bunge & Born), pero se necesitaba más ajuste, que le fue encargado a Domingo Cavallo, quien al asumir en marzo lanzó el llamado Plan de Convertibilidad. El efecto fue que se redujo la inflación. Con los meses llegó la apertura de la economía y la gran desocupación. Al aprobarse dos leyes como la de Emergencia Económica y Reforma del Estado, fueron intervenidas las empresas públicas y se encomendó a sus autoridades la tarea de reestructurarlas (rescindir contratos, despedir personal) y privatizarlas.

Por Leónidas Noni Ceruti*

En el terreno de los derechos humanos y el militar, Menem indultó a los comandantes genocidas de la dictadura militar. El repudio de los organismos de derechos humanos y de amplios sectores de la sociedad, no hicieron mella en el riojano, que contestó “Al indulto lo banco yo”.

La corrupción se generalizó en el entorno presidencial de Menem, se gobernaba por decretos, con una justicia cada vez menos independiente, la desocupación y la protesta social fueron en aumento, como durante 1994 cuando amplios sectores opositores protagonizaron lo que se llamó la “Marcha Federal”.

Pero, en el plano económico, el plan de Menem-Cavallo, por un lado exhibía el control de la inflación, la estabilidad, el crecimiento de la macroeconomía, y por el otro producía una desocupación nunca vista en el país y los salarios continuaron congelados.

Desde el comienzo del primer gobierno menemista, el Ministro de Economía y la UIA acordaron a través de un pacto político, medidas para rebajar costos. Esto significó menos salarios y mayor explotación entre otras cosas. Además, la reconversión industrial debía pasar por una baja de los costos laborales y un aumento de la productividad. Para ello era necesario sancionar varias leyes que permitieran alcanzar distintos objetivos: bajar los costos fijos del salario (beneficios sociales), negociar aumentos solo sobre la base del incremento de la productividad y reestructurar el número del personal. Todo lo cual trajo despidos y avasallamiento de las conquistas sociales del movimiento obrero. Esto es lo que genéricamente se llamó flexibilidad laboral.

Domingo Cavallo anunció el pensamiento del gobierno, prometiendo “impulsar la inmediata sanción de los proyectos legislativos”. Pero el compromiso fue más amplio, el oficialismo propició establecer topes indemnizatorios para los accidentes de trabajo y dar  un canal formal a la Unión Industrial para que proponga las enmiendas que considerase necesarias. Tanto el gobierno como los empresarios avanzaban cada día más sobre los derechos laborales.

La batería de medidas incluía topes indemnizatorios, flexibilidad laboral, accidentes de trabajo, modelos de negociaciones colectivas, ley sindical, régimen previsional, asignaciones familiares y régimen de obras sociales.

Pero, como afirmó el abogado laboralista Horacio Zamboni “Sin acumulación de capital interno suficiente, con una fuerza de trabajo degradada en su condición de vida, al tiempo que se paga la deuda externa puntualmente y que coexiste con un sistema financiero que cobra como óptimo un 3 por ciento de interés mensual, es sin duda el camino de retorno al estado “que habría sufrido un cambio” según la definición del diccionario, es atrasarnos otra vez cien años. Como en tantas otras oportunidades de la historia, se vuelven a copiar formas que desprovistas de su contenido auténtico terminan por sumarnos en el ridículo. El criollo “petiso de los mandados” seguirá  siendo el mismo aunque se lo rebautice “petiso polifuncional”. La polivalencia que se vislumbra no es transformar en modernos obreros egresados de colegios técnicos con aptitudes físicas plenas. El obrero polivalente real es aquel que responde a las necesidades de la industria, que incorpora para su proceso productivo la más moderna tecnología, capacitado con aptitudes técnicas y prácticas, que hace de un hombre de conocimientos generales opuesto a aquel obrero entrenado en la especialidad de una tarea repetida de por vida. La falta de inversión y el atraso científico-técnico no serán compensados por la reforma de la legislación laboral; por el contrario, sólo se vislumbra la desindustrialización y un trabajador explotado por el capital obsoleto.”

Durante el periodo menemista nunca una política contraria a los intereses de la clase obrera fue tan débilmente resistida, y en buena parte solamente se observó el hundimiento de sus conquistas primarias. La crisis del sindicalismo tradicional se fue incrementando, cuando por una parte se fue dando el progresivo descenso de sus organizaciones como factor de poder y el prestigio de los sindicalistas en la sociedad fue disminuyendo. “Tiene que adecuarse a las nuevas épocas” reiteró en varias ocasiones Carlos Menem para calmar los reclamos de coparticipación de buena parte de la dirigencia sindical, que durante años acompañó el proyecto del menemismo, evitando la confrontación, prefiriendo el sometimiento con el gobierno y el capital.

En esos años se aplicó un proyecto económico, social y político que se ligó a la ofensiva mundial del capital sobre el trabajo, en donde el ajuste, la flexibilidad laboral y el atropello de las conquistas obreras fueron una constante. En seis años demolieron las leyes y conquistas de la clase obrera logradas desde sus orígenes en el siglo XIX”.

LOS 1º DE MAYO DURANTE EL PRIMER GOBIERNO DE MENEM

Las conmemoraciones durante el primer gobierno menemista se dieron en medio de conflictos obreros-patronales, grandes concentraciones de la oposición gremial y política, fuertes críticas y declaraciones, el aumento de la desocupación, fábricas que se cerraban, mientras el gobierno nacional avasallaba las conquistas obreras y mostraba que había controlado la inflación, y por otra parte era clara la complacencia de los sindicalistas “amigos” del presidente.

Así se sucedieron desde el acto durante el conflicto de Acindar las jornadas en San Lorenzo, las concentraciones de la izquierda y los saludos formales de muchos gremios, hasta la conmemoración del centenario del primero de mayo. Además cada año, en los tradicionales discursos ante la Asamblea Legislativa, Menem anunciaba recortes a los derechos laborales.

Casi un año llevaba el gobierno de Carlos Menem cuando se cumplió el centenario del primero de mayo. En Rosario fueron varios los recordatorios y actos. Por una parte, Izquierda Unida convocó a un acto en el club Sportivo América y a la vez concurrió al acto organizado en Plaza de Mayo. La Asociación Madres de Plaza de Mayo y la Liga Argentina por los Derechos Humanos invitó a concurrir a la concentración de la “vereda de enfrente” en Sportivo América y lo hizo “en oposición a la política de hambre y entrega, el cercenamiento del derecho de huelga, el indulto a los genocidas que quedan en la cárcel y la ofensiva que pretende legitimar los crímenes de la dictadura y en solidaridad con los trabajadores en lucha y por la unidad de todas las fuerzas populares”.

Mientras que el Partido Socialista Popular realizó un acto en Corrientes y Córdoba, donde  el diputado nacional Guillermo E. Boero, aclaró que su partido “no estaba en una vereda o la otra, está con la gente que trabaja y produce en la Argentina” y colocó una placa recordatoria en la Plaza López, del acto realizado hacía cien años.

La ofensiva del capital y del menemismo hacia los/as trabajadores/as continuó y la conmemoración de 1991 estuvo subrayada por el conflicto de los metalúrgicos de la UOM de Villa Constitución con la empresa Acindar. A solo una semana del 1º de mayo, un cartel colocado en una de las puertas principales del acceso a la fábrica rezaba “El personal en convenio ha sido despedido en su totalidad. Notificación legal ha sido enviada a sus domicilios”. En la práctica significaba el despido de 3445 operarios metalúrgicos y la ratificación de un lock out patronal.

Planteado así el conflicto, el sindicato se preparó para una lucha dura y larga. La unidad del gremio era muy fuerte, las muestras de solidaridad llegaban de todo el país y del exterior, las repercusiones aumentaban con el correr de los días.

En ese clima, de leyes anti obreras, de fábricas que cerraban, de despidos masivos, de fraternidad proletaria, los obreros de Villa Constitución, Rosario y toda la zona industrial se dispusieron a conmemorar un nuevo primero de mayo. Nunca más oportuno, para reafirmar esa fecha como día internacional de lucha de los trabajadores.

El acto se desarrolló en Villa Constitución frente a las carpas donde se mantenían los trabajadores cesanteados. La concurrencia a pesar de la lluvia fue masiva, alcanzando más de 3000 personas. Participaron los obreros metalúrgicos, legisladores del Grupo de los Ocho, miembros de la APDH, Madres de Plaza de Mayo, delegaciones de gremios, políticos de distintos partidos. A la vez se realizó un festival artístico, con la participación de músicos solidarios con los trabajadores, como León Gieco, entre otros.

Piccinini, expresó que “en esta lucha se está jugando nuestro futuro, porque si nosotros perdemos, van a perder todos los trabajadores argentinos. Estamos resistiendo el atropello de una empresa sin sensibilidad que en su reconversión no tiene en cuenta el recurso humano. A esta altura del conflicto, ya no hay nadie en nuestra contra, por eso se impone la unión en la lucha”. Mientras que Victorio Paulón manifestó que “acá no hay reconversión industrial, no hay inversión tecnológica, ni cambios de modalidad laboral. Lisa y llanamente lo que se pretende es producir el mismo tonelaje de acero con el 30% menos de hombres”.

Mientras los grandes empresarios continuaban con los negociados de las privatizaciones, la concentración económica iba en aumento, los datos de la macro economía eran “brillantes”, y la Bolsa estaba eufórica, el panorama para los trabajadores era a la inversa. La situación en Rosario y la zona era de profunda crisis, un informe daba a conocer que “en los primeros seis meses de este año se perdieron 6406 puestos de trabajo en el sur de la provincia de Santa Fe, lo que representa un aumento de despidos del 246 por ciento con relación con el promedio anual de los últimos diez años, a la vez los datos se ampliaban cuando se aclaraba que “desde el 1º de enero al 24 de julio pasado, en la delegación Rosario del Ministro de Trabajo, se entregaron 4109 subsidios de desempleo. A esta cifra hay que sumarle los 717 cesanteados del Frigorífico Carcaraña, los 550 de Vassalli, los 250 de la Junta Nacional de Granos y los 180 de la fábrica de pigmentos Delta. Lo que hace un total de 6406 puestos de trabajo perdidos, sin contar lo ocurrido con los ferroviarios, con lo cual la cifra treparía a más de 8 mil.

De esa manera se sucedían los despidos, los “retiros voluntarios”, los cierres de fábricas, los bajos salarios. La CGT de San Lorenzo, en 1993, en las jornadas previas al día de los trabajadores, elaboró un documento que daba a conocer a quien los escuchara, en donde se podía leer que: “Durante el periodo 86-92 se perdieron 28.000 puestos de trabajo. El registro comprende San Lorenzo y Constitución. Durante la primera mitad del 93, se calcula que hubo una baja de otros 3000 puestos. En los últimos 20 días se perdieron a raíz del ajuste de Porcelana Verbano, el cierre de cerámica San Lorenzo y el conflicto interno de la química Sulfacid y de las fábricas aceiteras. En los últimos días se sumó la amenaza de Duperial. La aceitera y cerealera Vicentin echó a parte del personal y lo volvió a incorporar a través de empresas contratistas. El reingreso se produjo bajo otras normas, ya que en la actualidad se les paga salarios sobre la base de los convenios de UOCRA, que son inferiores a los del gremio de la rama. El porcentaje de desocupación y subocupación de la provincia de Santa Fe es del 18 y del 22 por ciento respectivamente”.

Por su parte, el gobierno nacional continúo con su ofensiva sobre los derechos de los trabajadores. Ese año (1993) el presidente Menem, al abrir el periodo de sesiones ordinarias del Congreso, el 1º de mayo, anunció que el gobierno preparaba una  inminente y radical flexibilización de las normas laborales, que incluía ampliación de la jornada laboral a 10 horas, vacaciones unificadas en 22 días, más allá de la antigüedad o la categoría, posibilidad de contratar personal por un periodo de entre 6 meses y tres años y derogación de los regímenes especiales.

La CGT nacional decidió realizar la conmemoración de ese año en San Lorenzo, el corazón de la crisis y de la desocupación. Era la primera celebración pública que se decidía en los últimos tres años en el día de los trabajadores. La CGT San  Lorenzo dispuso un paro de una hora y movilización, adhiriendo el comercio e invitó a través de esta solicitada, planteando una serie de reclamos: por una cgt militante, por la defensa de los puestos de trabajo, por la estabilidad laboral y contra los despidos, por la dignidad de todos los argentinos, por la justicia y participación de los trabajadores, por la consolidación de los valores solidarios.

El acto se realizó el día 30 de abril, las clases se suspendieron a  las 14 y las fábricas pararon desde las 17. La concentración se realizó en la “esquina de los bancos”, en  Urquiza y S. Martín y al palco accedieron dirigentes nacionales como Naldo Brunelli, Saúl Ubaldini, Raúl Amin, Alicia Castro, Moreyra, Ramón Baldassini, Piumato, y los gremialistas locales Reynaldo Veliz, titular de la CGT local, Daniel Santillan, como los representantes de la CTA, entre ellos Victorio Paulon. Entre el público podía ubicarse la presencia de los diputados provinciales, Juan Carlos Zabalza y Aurelio Regis.

La concurrencia fue calculada entre 5000 y 10.000 personas, que en todo momento reclamaron que la CGT decretara un paro, se pidió un plan de lucha y se escucharon vivas a la huelga general. Los consignas más escuchadas eran las que reclamaban paro y plan de lucha, pero también retumbaron los cánticos que exigían “Paredón a todos los milicos que vendieron la Nación”, “Gorila, gorila, salí de la Rosada, la casa es de Perón”, y el clásico de años anteriores “Saúl querido el pueblo está contigo”.

La Agrupación de Abogados Laboralistas de Rosario publicó una columna de opinión en la prensa local, señalando que se solidarizaban “con los miles de despidos que son víctimas de la política de ajuste y entrega del patrimonio nacional que sigue el gobierno de Menem-Cavallo (ferroviarios, fabricaciones militares y otros estatales de empresas privatizadas)”. Posteriormente condenaban los despidos y cierres que llevaban a cabo las corporaciones transnacionales en el Cordón Industrial San Lorenzo-Capitán Bermúdez, con la complicidad abierta o encubierta del gobierno nacional y provincial. Se criticaba la actuación de la Secretaria de Trabajo de la provincia, desde su inoperancia hasta tratar de maniatar por todos los medios a las luchas obreras, destacando que el estado no juega un papel neutral: la conciliación obligatoria, los procedimientos de reestructuración y de crisis de la Ley Nacional de Empleo, más las declaraciones de emergencia ocupacional, están dirigidos a facilitar y legitimar estas medidas.

Finalizaba la declaración manifestando que “frente al avasallamiento de todos los derechos de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, que es parte de una estrategia de las empresas transnacionales y el gobierno, reivindicamos el 1º de mayo, como jornada de lucha de la clase obrera por sus derechos e intereses: el trabajo, el salario, condiciones dignas de labor, organización sindical libre y democrática y una alternativa política y popular al plan neoliberal en curso”.

Por otra parte, “en un escenario volcado de lleno a la reelección presidencial y en el que se presentó a Carlos Menem como “el número uno”, los sindicalistas que sintonizan con el gobierno, el llamado “club de amigos”, tuvieron su día de fiesta, con la bendición “in situ” que les dio el presidente, al considerar a esa corriente gremial como pilar fundacional del nuevo sindicalismo. Varias veces interrumpido por las ovaciones de una platea plenamente identificada con el oficialismo, un Menem descamisado confío igual en que el año próximo “ojala estén todos y no solo 67 gremios” aludiendo a la exclusión de los dirigentes cegetistas que no fueron de la partida en la sede del Sindicato del Seguro”. Además se hizo espacio para defender la reforma laboral como una medida que habilitara el ingreso de muchos al ámbito laboral, además de los 673 mil puestos de trabajos creados en su gestión. Auto elogio el Plan Social con idénticos argumentos, anunció la reforma laboral y resaltó la estabilidad. “Ahora el dólar depende de nosotros y no nosotros de ellos”, previendo un PBI de 350.000 millones de dólares para 1995, estamos haciendo realidad la justicia social” y luego reivindicó la línea San Martín, Rosas, Perón y finalizó sentenciando que “mi intuición me indica que en el 2000 las Malvinas estarán nuevamente en poder de la Argentina”.

El presidente fue acompañado por 2000 asistentes, entre los que se encontraban sus ministros Enrique y Jorge Rodríguez, Gustavo Beliz, y el secretario de la presidencia Eduardo Bauza, mientras que entre los sindicalistas se notó la presencia de Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Construcción), Rubén Pereira (Obras Sanitaria), Pedro Goyeneche (Textiles), Rogelio Rodríguez (telefónicos), Ramón Valle (Seguros), Alfredo Atanasoff (municipales bonaerenses).

Al finalizar los actos de ese primero de mayo quedó evidenciado la división de la dirigencia del movimiento obrero, ya que estaban los amigos del presidente, la oposición reformista, y aquellos que luchaban por cambios profundos.

Nuevamente la ciudad de San Lorenzo fue elegida para el principal acto del día internacional de los trabajadores en 1985. La CGT local fue la organizadora, y concurrieron desde Carlos “Perro” Santillán de la Corriente Clasista y Combativa, referentes del Congreso de Trabajadores Argentinos (CTA), metalúrgicos de Tierra del Fuego, Federación Agraria Argentina (FAA), Federación Universitaria de Rosario (FUR), hasta la carismática Norma Pla. Lo llamativo fue la ausencia del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), que en un principio había anunciado su participación.

Las adhesiones y llamados a participar del acto se realizaron desde todos los sectores, la Asociación Bancaria por su parte aseguró que “el mercado centrismo salvaje, idolatrado por quienes conducen los destinos del país, ha desplazado al hombre del centro de la escena, para colocar en su lugar al mercado, el lucro, la rentabilidad, y la competencia feroz en busca de mayores ganancias, los valores humanos y el derecho a una vida digna para los asalariados no existen en la mentalidad de los tecnócratas de la eficiencia”.

La concentración del movimiento obrero opositor a la política del menemismo, se realizó en Sargento Cabral y la rotonda que une la Ruta 11 a la calle San Martín. Asistieron más de tres mil personas, llegadas de lugares tan distantes como Ushuaia, La Quiaca, Berazategui, Rosario y la zona industrial.

El orador que representó a la CTA fue el metalúrgico Victorio Paulón, quien aseguro “no nos arrepentimos de nada, en relación con las luchas de la década del 70”, reivindicando “el rol de la organización para la construcción de una central obrera democrática y anti burocrática”, llamó a la participación y oposición contra el modelo económico y la política del gobierno. Luego ocuparon la tribuna Pablo Javkin, de la Federación Universitaria de Rosario, Ángel Valle y Gabriela Rivero, de la UOM de Ushuaia y del frente de Gremios Estatales de Tierra del Fuego, Rogelio De Leonardis, titular del Movimiento Político de Liberación, Carlos de la Torre, de APDH, el jubilado Miguel Gola y Daniel Santillán de la CGT de San Lorenzo.

Uno de los momentos más emotivos de la tarde fue cuando fue presentada Nelda Jalil, la madre más antigua de Plaza de Mayo de Rosario, y al pedir un minuto de aplausos por Víctor Choque, asesinado por las fuerzas de represión.

Ese año, numerosas organizaciones gremiales, estudiantiles y de pequeños empresarios, nucleados en APYME, como así también la Federación Agraria, días previos al primero de mayo, realizaron un masivo acto frente a la DGI, para expresar su oposición a la presión fiscal que se vivía.

Por su parte, la CGT San Martín junto al Intendente Cavallero, organizaron “el locro de  la esperanza”, con la asistencia de 4000 personas, que tuvo como objetivo “rendir un homenaje a todos los trabajadores y sus familiares, y en agradecimiento por su aporte en estos últimos años al gobierno de Menem. A la vez, la CGT Rosario lo conmemoró sola, junto a 16 personas, depositando una ofrenda floral en el Cristo Redentor, frente al cementerio El Salvador. Asistieron el titular alterno Herminio Cornaglia, y el secretario Américo Martino.

La izquierda de Rosario en los años del primer gobierno de Carlos Menem, por una parte concurrió masivamente a las grandes concentraciones en Buenos Aires durante 1990, 91 y 92, organizó algunos actos en la ciudad, y además formó parte de los convocados en la ciudad, en Villa Constitución y San Lorenzo.

Y se dieron una serie de particularidades como la bailanta de la UCD, las declaraciones de la UCR en 1990, las ausencias de la CGT, la solicitada de la Presidencia de la Nación, los documentos de la Iglesia, etc.

Desde el liberalismo, la UCEDE organizó la llamada “Bailanta de los trabajadores” en la Sociedad Rural, convocando el candidato a gobernador del agrupamiento, Carlos Castellani. Por una parte, se sumaban a la conmemoración del día internacional de los trabajadores, y por otra apoyaban y aplaudían todos los recortes de los derechos laborales.

En el centenario de la primera celebración del 1º de mayo, las dos centrales obreras no fueron capaces de estructurar un homenaje a los trabajadores Ubaldini y la CGT Azopàrdo, concurrieron a la misa en la Iglesia de San Cayetano, mientras Andreani de la CGT oficialista asistió a un desayuno de tareas con Menem. Por su parte Menem no dirigió un mensaje a los trabajadores. En Rosario, “un grupo de dirigentes de sindicatos nucleados en la CGT calle Córdoba, intento llevar adelante una convocatoria local, pero las gestiones no prosperaron ante las posiciones más conservadoras de los gremios más grandes”.

En 1991, el presidente Menem se propagandizaba con una solicitada titulada “1º DE MAYO DIA DE LOS TRABAJADORES. LA ECONOMIA ARGENTINA VA A DAR TRABAJO. Hace años que la Economía Argentina intenta explicar con palabras lo que solo se entiende con hechos. En la teoría todos los planes resultan efectivos, maravillosos, casi mágicos. Sin embargo la realidad sigue siendo la única verdad. Hoy las nuevas reglas de juego, están imponiendo un cambio de sistema, una transformación cultural que todos reclamábamos. En Argentina, tener la certeza de que producir y trabajar es la única forma digna de ganar dinero significa una revolución. Vivir de nuestro trabajo vuelve a ser un orgullo. Y esto es todo lo que necesitamos para cambiar la historia. Presidencia de la Nación”.

Dispares actitudes tuvieron las organizaciones obreras y la oposición al gobierno. Por una parte, los analistas gremiales opinaban que el radicalismo “que desde el gobierno jugó sus apuestas a la diáspora del gremialismo peronista, hizo ahora desde la oposición una severa evocación de este 1º de mayo, al calificar de quebrada la representación del movimiento obrero argentino, no sin antes culpar a la administración menemista por la adopción de conductas anti obreras en los conflictos laborales”.

ACTOS Y RECLAMOS ENTRE 1996 Y 2000

En 95, el menemismo volvió a triunfar en las elecciones, pero perdiendo en algunos distritos importantes. El justicialismo, desde el 89 hasta el 95 fue cómodo ganador, y del 46% de los votos obtenidos en 1989 pasó al 38% en renovación de legisladores y gobernadores en 1991, alcanzando un 42% en las legislativas de 1993 y trepando en éstas a un 50%. La hegemonía menemista se asentó fundamentalmente en el chantaje hiperinflacionario y crediticio sobre amplios sectores de la sociedad.

Esos años estuvieron signados por la crisis económica, social y política del país, y el sistema político del menemismo empezó a debilitarse. Fue un tiempo marcado por las peleas internas en el ejecutivo nacional, las derrotas electorales del menemismo primero en Capital Federal en 1996 y en todo el país en el 97, y un malestar generalizado fue ganando a amplios sectores de la sociedad. El alejamiento de Domingo Cavallo marcó la separación de la “dupla” que consiguió repetir victorias electorales y detrás de ellas se afianzó un modelo que mutó las estructuras del país.

La oposición por su parte comenzó a agruparse, claro ejemplo fue el “apagón” de cinco minutos del 12 de septiembre de 1996, programado entre el Frepaso, la UCR, la Federación Universitaria Argentina y el Foro Multisectorial. Por otra parte la protesta social continuó cada vez con más intensidad y dos fueron los paros generales, durante el 96, ambos con adhesiones masivas en la clase media y en los trabajadores. Surgieron nuevas formas de luchas, como los cortes de rutas que se llevaron a cabo en todo el país con reclamos puntuales por trabajo y educación. Posteriormente, no solo los partidos políticos y algunos gremios criticaban al menemismo, sino que también se sumó la Iglesia Católica.

Lo que fue una constante en el gobierno menemista, la corrupción, estuvo presente en esos años con dos casos de gran repercusión. La venta ilegal de armas a Ecuador durante la guerra con Perú; y uno de los casos más importante que haya afrontado el presidente Menem, como quedó en claro de la investigación que determinó que se pagaron 37 millones de pesos de coimas para que IBM se quedara con un contrato de 250 millones para informatizar las 525 sucursales del Banco.

La principal protesta y reclamos, durante los años del segundo gobierno de Carlos Menem, en Rosario, para los primeros de mayo estuvieron encarados por la Mesa de Enlace, integrada por CTA, MTA, gremios independientes y organizaciones sociales. En ese lapso la coalición sindical organizó distintos actos en el Anfiteatro Humberto de Nito, frente a la “Carpa de la Conciencia” de los trabajadores bancarios, en la esquina de Córdoba y San Martín, se colocó una placa en la histórica plaza López como homenaje a los obreros caídos en las luchas proletarias, se dieron a conocer distintos documentos y manifiestos a la población, donde se analizaba críticamente la política social y económica del menemismo y a la vez se daban propuestas ante los problemas de los sectores populares.

Todos los actos en el anfiteatro reunieron a miles de personas, en algunos años llegando a superar las cinco mil. En los mismos se volvió a una práctica de los anarquistas y socialistas entre los años 1890 y 1930, retomada después por el peronismo, en que conjuntamente con los actos se realizaban festivales artísticos y musicales. De esa manera, actuaron para los trabajadores rosarinos artistas como León Gieco, Víctor Heredia, Peteco Carabajal, Los Ianas, Sin Anestesia, Los Trovadores, Teresa Parodi.

Año a año las concentraciones se hicieron por el trabajo, salarios dignos, por la vigencia de los convenios colectivos, por la reducción de la jornada laboral, contra el desempleo, además por el retiro de las tropas de la OTAN de Yugoslavia y por la paz.

La Mesa de Enlace dio a conocer varias e importantes declaraciones en las cuales se analizaban el panorama social de la región y el país, y las consecuencias de la aplicación del plan económico neoliberal del menemismo, planteando que “El gran Rosario se ha convertido en la capital de la desocupación y lo que es peor, se continúa tomando decisiones políticas que profundizarán la crisis económica cargando el peso sobre las espaldas de los trabajadores. La conmemoración del 1º de mayo tiene el significado de recordar que la historia de los pueblos se ha construido en base a gestas, etapas de avances y retrocesos.

Y organizó además dos importantes actos en esos años. El primero de ellos se realizó en la intersección de las calles Córdoba y San Martín, donde frente una importante concurrencia de activistas de la ciudad y la zona industrial, dio a conocer un duro documento. El segundo de los mencionados se desarrolló frente a la “Carpa de la Conciencia”, instalada en San Martín y Santa Fe por los empleados del Banco Provincia, en oposición a la privatización de la institución.

Por su parte, la Federación Argentina de Empleados de Comercio, ante la presión de los patrones para que los asalariados concurrieran a sus lugares de trabajo para el primero de mayo, protestó a través de una solicitada donde plantearon: “El 1º de mayo no se trabaja, los trabajadores que los atendemos todos los días del año reclamamos su solidaridad, la soberbia de los empresarios pretende bajo amenaza de despido que trabajemos el 1º de mayo. La ley 21.329 expresa claramente: el carácter de feriado nacional y por ende no laborable, el 1º de mayo el día del trabajador no compre, respete y haga respetar la ley”.

Entre los actos desarrollados en 1997, la Mesa de Enlace Gremial de Rosario, colocó una placa en la histórica Plaza López, la que reza “Homenaje a los caídos en defensa de sus derechos. 1º de Mayo”. Además, los mercantiles de la Asociación de Empleados de Comercio, organizó la llamada “Caravana por la Dignidad del Trabajador”, que partió desde la sede gremial hasta la esquina de Córdoba y San Martín, bajo el lema “Juntos por las calles recordaremos hoy más que nunca el 1º de mayo”. Lo destacable de la movilización y del acto fue la participación del Coro del gremio, que canto “La Internacional”.

Otro evento destacable en estos años fue la misa del padre Ignacio en el parque Independencia en 1999. Como durante la década del 30, cuando el Círculo Católico de Obreros y la Iglesia Católica organizaba todos los primeros de mayo, concentraciones, actos y manifestaciones desde distintas parroquias, con mensajes, etc., el carismático sacerdote conjuntamente con distintos empresarios e instituciones, organizaron la denominada “Misa por el trabajo y la salud”. Una multitud calculada en más de 130 mil personas, se acercaron al altar que fue ubicado frente al monumento a Belgrano, los cuales habían llegado desde seis lugares distintos de la ciudad, muchísimos en bicicletas, entre los cuales se encontraba el gobernador Jorge Obeid y el intendente Hermes Binner.

(*) Estas líneas pertenecen al libro “Historia del 1° de Mayo en Rosario: 1890-2000”, de Leonidas Ceruti, primera edición “La Comuna”  (2002), segunda edición Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (2021).