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La embestida de la derecha y la necesidad de aglutinar la resistencia

Ricardo “Petiso” Fernández es un referente en la historia de resistencia de la clase trabajadora. Frente a la encrucijada que presenta la actualidad argentina, charlamos con él acerca del fracaso de las políticas de conciliación que viene llevando adelante el gobierno nacional, las concesiones cada vez mayores hacia el sector empresario y quienes pierden siempre: las y los trabajadores. La realidad acuciante y un futuro más que incierto que exige una respuesta urgente de parte del sector combativo de la clase obrera organizada.  

¿Cómo podemos empezar a analizar el cuadro de situación actual?

Petiso Fernández – Éste es un punto en el que se manifiesta el fracaso de las políticas de conciliación impulsadas por el gobierno y las direcciones sindicales junto con las direcciones empresarias y los empresarios sueltos. Política de conciliar intereses por la cual los trabajadores han ido perdiendo frente a la inflación y frente a la desocupación. Su capacidad de negociación se ha ido limitando cada vez más. El gobierno se mostró cada vez dando más concesiones tanto a los sectores empresarios como a los proyectos o acciones tendientes a crear nuevas estructuras productivas, cooperativas, etcétera. Eso ha hecho que les diera a unos lo que les quitaba a otros, es decir, fundamentalmente subsidiando políticas salariales en donde las cargas sociales las pagaba el Estado en nombre de las pequeñas y medianas empresas, y a veces en nombre de las grandes. Hoy el clamor general del empresariado chico, grande y mediano es el de reducir lo que ellos llaman impuestos al trabajo, pero que no son impuestos sino salarios diferidos como las jubilaciones con el aporte patronal del 17% y las obras sociales que aportan el 6% del salario. Ellos se niegan a pagarlos, en muchos casos no los pagan, transgreden creando trabajadores en negro que facturan. El empleo no ha crecido, no llegan a siete millones los trabajadores totalmente en blanco y que perciben neta y “regularmente” los salarios y las cargas.

Al fracasar esta política de conciliación, fracasa una actitud que permanentemente busca la negociación. El justo derecho no existe más, sólo existe nominalmente y sólo en algunos casos se cumple. El trabajo en negro ya representa la mitad del trabajo registrado. Y no hay una repuesta clara del campo popular sobre las políticas de supuesto bienestar, otra cosa que ha fracasado.

Esto lo captó este personaje que promete liquidar todo, y que busca echarle la culpa a la clase política. Pero no es sólo la clase política, son todos los estamentos intermedios, generalmente de direcciones. El futuro es mucho más que incierto. Este fracaso se va a reflejar en mayores pérdidas si no hay respuestas para enfrentar esta ola de quite de derechos y lo que son las normas de contratación. Lo que prima, en medio de una inflación enorme, es el sálvese quien pueda. La remarcación de precios no es solamente de las grandes empresas sino que van desde el almacenero de la esquina que atiende por la ventana. Ese sálvese quien pueda en medio de la inflación, lo que ha hecho es que todo concurra a agrandar y magnificar este proceso de inestabilidad política, social y económica.

¿A dónde vamos? La respuesta no está a la vista. Porque esto no se arregla con un paro general de 24 ni de 48 horas. Porque horas después estamos en la misma. El campo popular no tiene en este momento un proyecto de nación ni un proyecto de solución a los problemas de las clases populares.

Describís un panorama acuciante de la situación actual, capitalizado por el personaje pintoresco de Milei en el marco de una desazón generalizada…

Petiso Fernández – Lo que ha pegado mucho es que la culpa de los problemas es de la clase política y dirigencial. El peronismo se ha ido diluyendo, de ser un modelo de Estado benefactor a ser un modelo de Estado que reparte los beneficios entre los trabajadores y las clases empresariales. Hoy se dedica más a subsidiar a los empresarios dándoles créditos y pagando las cargas sociales, haciéndose cargo de los costos empresariales que el Estado no tiene que asumir.

En este contexto, ¿no hay luz al final del túnel?

Petiso Fernández – No está a la vista porque no se ve atisbo de movilización, no hay ideas que confronten esta ofensiva del capitalismo y de la derecha. Aparte no hay uniformidad con la burguesía. Una cosa es la burguesía mercantil a gran escala, otra cosa es la burguesía financiera que especula con el dólar y las altas tasas de interés. Y un Estado que todos los días toma deuda. La tasa de interés subió a un veintipico por ciento y eso hay que pagarlo. Eso se paga con bonos y los bonos se pagan con dinero. Eso cae en manos de la especulación financiera.

Esos dos motores están andando: el capitalismo industrial y el financiero…

Petiso Fernández – Y ellos trabajan 25 de las 24 horas del día. No es un mundo de tontos.

¿Algún germen que recurra a ese carácter constitutivo de la clase trabajadora que ha tenido diversas manifestaciones dentro de los procesos de nuestra historia nacional?

Petiso Fernández – Por primera vez se queda en evidencia que los hechos aislados que puedan producir gremios como los aceiteros o el gremio petrolero, los metrodelegados de los subtes u otros, no se expanden. Los desgastan a ellos y no es una expresión de conjunto. No hay en este momento ideas que unifiquen, que aglutinen.

¿Será tarea de la dirigencia sindical construir eso?

Petiso Fernández – La dirigencia sindical ha mostrado que no está en condiciones. Es hija de lo que ha fracasado, que es la conciliación de intereses contrarios. Hablo de la CGT y de los grandes gremios, sirven de contención de los de abajo para acallarlos, mientras ellos negocian subsistencia. Pero nunca han llegado a igualar las conquistas salariales parecidas a la inflación, siempre atrás. Y la brecha es cada vez mayor.

Si la dirigencia de la CGT está durmiendo su siesta eterna, ¿no corre aquella frase que dice “o con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”?

Petiso Fernández – Los momentos de mayor auge de la movilización social se dieron cuando los trabajadores estaban mejor. Lo del 2001 fue otra cosa, fue el quebranto total. Y vamos hacia eso. Ahí pueden surgir cosas. Pero lo que está emergiendo ahora es una antipolítica. Esto fue un cachetazo a la clase política y dirigencial.

Lo que hay que discutir es lo mínimo, no lo máximo. ¿Queremos enfrentar esta situación? ¿Y cómo podemos? ¿Cuáles son los objetivos mínimos? Lo mínimo es no retroceder un paso, se vienen por todo. No a la quita de derechos, no a la quita de aportes al salario. No a nada que venga como pérdida de derechos.

El candidato más votado en las PASO dice que cerrará diez ministerios…

Petiso Fernández – Si le sacan los aportes patronales las obras sociales quebrarían porque no las podrían mantener, sobre todo con los costos de la salud y los medicamentos. Si le sacan el 6% que aportan los patrones, con el 3% que aportan los trabajadores no se sostienen. Lo mismo el sistema jubilatorio, si sacás o reducís los aportes empresariales, ¿qué queda? Estamos muy jodidos y las respuestas por ahora tienen que ser de resistencia.

El poder concentrado, ¿sostendrá a Milei o le soltará la mano?  

Petiso Fernández – Creo que los que más lo pueden sostener son los sectores especulativos de la moneda, de los bonos, quienes especulan con los dólares. Pero no del todo, porque hasta ahora les va bien. Al capitalismo nunca le ha ido mejor. Es un momento muy complejo.