PASA PETROQUÍMICA: 50 ANIVERSARIO DE LA TOMA DE FÁBRICA CON GESTIÓN Y CONTROL OBRERO DE LA PRODUCCIÓN
En 1974, los miembros del SOEPU (Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos Unidos) protagonizaron una de las más importantes experiencias de la clase obrera argentina, cuando ante un conflicto en el interior de la planta, no se limitaron a tomar la fábrica sino que gestionaron la producción durante casi un mes. Lo hicieron como una forma más de lucha. Hoy se cumplen 50 años desde aquella gesta que inició el 26 de julio y duró hasta el 22 de agosto de 1974.
POR LEÓNIDAS NONI CERUTI – MARIANO RESELS
Durante el gobierno de Frondizi, varias empresas multinacionales obtuvieron la aprobación para establecer “sindicatos por empresa”. Entre las más importantes estuvieron las cuatro plantas de FIAT -tres en Córdoba y una en Buenos Aires- y PASA Petroquímica.
El gremio se fundó en 1964, los primeros dirigentes fueron “designados” por la empresa. Sus posiciones eran pro-patronales y, tras su breve mandato, fueron acusados de corrupción. Al decir de un petroquímico, surgió como un sindicato de “empresa, dócil y amarillo”, con acción geográfica limitada al radio de acción exclusivamente de los departamentos de Rosario y San Lorenzo. En 1967, obreros de distinto origen conformaron la Lista Verde, ganaron las elecciones, el sindicato fue creciendo y desarrollándose con el transcurso de los años hasta plasmar una personalidad combativa, clasista y democrática. Fue el primer sindicato intervenido por los genocidas del 76.
Provocación y asamblea en el interior de la fábrica
El 26 de julio de 1974, los petroquímicos fueron protagonistas, según sus expresiones, “de un hecho imborrable”. La agresión a un compañero del servicio del comedor por parte del concesionario motivó la respuesta inmediata de los trabajadores con el llamado a una Asamblea de Fábrica. En ella se resolvió exigirle a la patronal, en el lapso de tres horas, la caducidad del contrato, “ya que éste provocaba continuos roces entre el gremio y la patronal”.
Al ser rechazada la petición, inmediatamente se convocó a otra asamblea en el galpón de Mantenimiento, en el corazón mismo de la fábrica. Luego de un largo debate, sobre las medidas a tomar, un obrero de base, planteó “toma de fábrica con gestión y control obrero de la producción”. La propuesta fue aprobada, ante el entusiasmo y el júbilo de los asistentes.
Se organiza la gestión obrera de la producción
La gestión y el control obrero de la producción se organizó a partir de distintos Comités, cuyos miembros eran elegidos en Asambleas en cada una de las Secciones de la Fábrica; en ellos se debatieron aquellas medidas necesarias para el funcionamiento de la fábrica. Todos los trabajadores percibieron sus sueldos y aguinaldos.
El funcionamiento de la fábrica se hizo sobre la base de: Asamblea General, Asambleas de Sección: Mantenimiento, Operaciones, Instrumentos, Comité Central: Compuesto por integrantes de la C.D., Comité de Producción: Compuesto por el Cuerpo de Delegados, Comité de Seguridad, Comité de Abastecimiento, Comité de Vigilancia, Comité de Propaganda, Comité de Operaciones, Comité de Lucha.
El Comunicado Nº 2 aclaraba el funcionamiento de la Planta, indicando las funciones de los distintos Comités y se daba una serie de instrucciones a los compañeros, aclarándose que “los directivos de la empresa permanecen en el recinto de la misma por LIBRE VOLUNTAD sin que exista oposición por parte nuestra y ante cualquier pregunta de cualquier funcionario el compañero debe manifestar que se encuentra en la empresa en ESTADO DE ASAMBLEA PERMANENTE para deliberar sobre la forma más correcta de conseguir la satisfacción de nuestros reclamos. Ante cualquier duda, negarse a declarar, sin que esto constituya una prueba en su contra”.
Un mes de lucha y con récord de producción
Fueron muchos los operarios que permanecieron en la Planta durante todo el tiempo que duró la toma, realizando tareas de colaboración. Los Cursos de Capacitación continuaron dictándose.
Ante versiones que distorsionaban lo que sucedía en el interior de la fábrica, el SOEPU dio a conocer un Comunicado en el cual plantearon: “Desmentimos el contenido de un artículo aparecido el domingo en un diario matutino de Capital Federal, que informaba de un desabastecimiento de productos petroquímicos como consecuencia del conflicto”.
Además, señalaron que el personal estaba en Asamblea Permanente en la fábrica, con plena producción en el complejo, para no entorpecer el desarrollo económico del país ni provocar situaciones de desocupación en las industrias subsidiarias.
Se destacó que el Comité de Producción había recopilado datos de que se habían mejorado los tiempos de rendimiento de distintas reparaciones -como intercambiadores, bombas, instrumentos, pérdidas de líneas- por la eficacia de los compañeros, que demostraban en los hechos la organización dada a la producción, distinta a “la planificada por la patronal en forma rutinaria y alienante, o que posibilita en realidad una mayor productividad de la industria porque los trabajadores nos sentimos dueños de nuestro propio trabajo, lo cuidamos y damos paso a la actividad creadora, que nos ha llevado en un solo día a recoger experiencias totalmente positivas como las que relatamos”.
A partir del momento en que se hicieron cargo de la fábrica, se insinuó el mejoramiento de la producción, lográndose superar los índices considerados habituales.
Las tareas se ampliaron además con la reparación de uno de los hornos de estireno, que tenía averías preexistentes al conflicto, y se procedió a apagar una pileta utilizada para la quema de desechos que provocaba emanaciones tóxicas y otros inconvenientes para la población de la zona. Ese trabajo fue a pedido de los vecinos de la planta industrial. Se trató de evitar la contaminación ambiental y la eliminación de desechos al río Paraná. De esa manera, se anticiparon en varios años a las acciones que hoy realizan los grupos ecologistas. Los trabajos de riesgo o insalubres se realizaron tomando las precauciones y normas aconsejables, disminuyendo considerablemente los accidentes de trabajo.
Solidaridad y repercusiones
El conflicto fue llamando la atención en toda la sociedas y causó la admiración de muchas organizaciones gremiales y políticas. “Los ojos de país están puestos en este proceso que desarrollamos. Pero esta experiencia no ha sido casualidad. Se ha venido poniendo en práctica y acumulado, sin haber valorado que en un futuro el comentario sería: ¿Cómo los obreros en poder de la Producción?”.
La solidaridad la expresaron muchos gremios, todos los partidos políticos, agrupaciones obreras, y también se dio en un Plenario de Gremios, Comisiones Internas y Fuerzas Vivas de la zona industrial de San Lorenzo, reunido en el Local Sindical, en el cual -entre otras medidas- se resolvió: conformar una Comisión de Apoyo que visitaría a organizaciones gremiales y políticas para interesarlas del conflicto e intercedería ante PASA para la solución del mismo; publicar una solicitada de apoyo; realizar una reunión con organizaciones de Rosario que habían hecho llegar su adhesión.
La vida en la fábrica, debates y negaciones
El clima de confraternidad entre los Petroquímicos fue en aumento a medida que pasaban los días en un ambiente de tranquilidad, al tiempo que se aclaraba: “La patronal sepa que nuestro espíritu sigue en pie. Que nuestro corazón sigue caliente y nuestras mentes frías para poder pensar. Y aunque ellos actúen con aparente indiferencia ante este proceso, nos encontramos firmes en nuestros puestos, porque el tiempo es nuestro aliado para consolidar más nuestras fuerzas”.
Se referían a la Patronal de esta manera: “¿Qué dice PASA, en sus más altas esferas, cuando los obreros, esos mismos obreros a los que no les paga su eficacia acumulada durante años, están controlando la producción, la que se desarrolla en forma normal, cuidando que la materia prima, combustibles y repuestos no falten? Ante la misma sospecha de boicot, PASA será la responsable y se reafirmará que es la que drena la economía de la Nación”.
Las leyes represivas imperantes en ese momento ayudaron a concretar un deseo que estaba madurando en la conciencia de los trabajadores de PASA: la producción bajo control obrero. Esta decisión transformó la relación con los técnicos e ingenieros, ya que la producción pasó a ser organizada y dirigida por los obreros, caducando el poder patronal en cuanto director del proceso de producción. Posteriormente, durante un mes, sin la mínima participación de jefes, supervisores e ingenieros, gestionaron la planta industrial.
“La fábrica, quedando en nuestro poder, se estructuró de tal manera que se permitía el paso del Personal Fuera del Convenio, es decir jefes, supervisores, etc. Éstos podían circular libremente dentro de la fábrica, previa requisa en la entrada, cosa que irritaba a muchos “cascos blancos” autoritarios. Deambulaban por la fábrica como turistas, como visitantes que, inservibles, observaban superar récords de producción, mantenimiento, modificaciones en el proceso productivo, que ellos nunca antes hubieran aceptado, impotentes al no poder incidir de manera alguna. La reacción de este sector frente al conflicto fue diversa. Algunos más compenetrados de la realidad social, que los colocaba en la función de “vigilantes” innecesarios de los hombres en vez del proceso productivo, se sentían mancomunados con los obreros, apoyaban sus luchas. Otros, más fieles a sus funciones de lacayos, sufrían terriblemente y anidaban la “venganza” para cuando volviera la normalidad. Pero todos, sin excepción, recibieron el mensaje de la clase obrera, en ese momento protagonizado por un pequeño destacamento de avanzada del proletariado industrial: “Vuestro parasitismo no es necesario, tienen los días contados”.
“La rutina en el trabajo, la labor en turnos rotativos sin sábados, domingos ni feriados, la separación entre la planificación y ejecución, quita todo el sabor del trabajo necesario y creador de riquezas. Sumado a esto todas las enfermedades físicas y mentales hace que los 28 días de libertad significaran para muchos la mejor terapia a sus males. Compañeros escépticos, pesimistas, en esos días adquirieron tal dinamismo que parecían irreconocibles. Muchos de nosotros por varios días no salimos del Complejo, durmiendo escasas horas al día.”.
El SOEPU, propagandizó el conflicto con veinticinco mil volantes repartidos en las fábricas de la zona y Rosario, con afirmaciones como las planteadas en esta Solicitada:
¡EN PASA SIGUE LA LUCHA!
«Los obreros petroquímicos llevamos 18 días de lucha, controlando la Planta de PASA Petroquímica, con un rendimiento productivo superior. Este hecho, sin precedentes en la historia del Movimiento Obrero Argentino, se produce a raíz de la agresión del Contratista del Comedor de Fábrica a un compañero, estando advertido PASA, desde tiempo antes, de las irregularidades y atropellos que este sujeto realizaba. Como consecuencia de ello se originó el conflicto y en una Asamblea de Fábrica resuelve:
“EXIGIRLE A LA PATRONAL: Expulsión inmediata del Concesionario del Comedor, Que PASA se haga cargo de la dirección y administración del mismo, Que tome en relación de dependencia a los 18 compañeros que en él se desempeñan, Extensión del beneficio de la comida a los compañeros administrativos de Rosario (beneficio establecido por Convenio que la Patronal nunca concretó pese a reiteradas promesas). Continuar el PROCESO PRODUCTIVO con CONTROL OBRERO. Declararse en ESTADO DE ASAMBLEA PERMANENTE. ES ABSOLUTAMENTE CLARO QUE NOS ASISTE LA RAZON; NUESTRO OBJETIVO A ALCANZAR SON LOS CUATRO PUNTOS SEÑALADOS”.
Entre los distintos temas que se debatieron durante la Toma, dos fueron los que produjeron más polémica. Por un lado, se planteó por parte de un grupo de trabajadores una conquista que consideraban debía exigirse en una empresa de las características de PASA: ¡6 horas por turno! Por otra parte, se intercambiaron ideas sobre si se debía levantar la consigna de la nacionalización de PASA y se resolvió -con posiciones encontradas- que la defensa de fuente de riquezas concernía al Gobierno Nacional y, por lo tanto, debía interesarse y pronunciarse a favor del pueblo argentino.
Triunfo y reflexión
Los Petroquímicos, en la Asamblea realizada el 22 de agosto, logradas las exigencias peticionadas a la patronal, dieron por culminada la medida de lucha.
Juan Dowling analizó así lo vivido en esos días: “Por primera vez, ejercitamos una forma de democracia directa, ahora como productores, una experiencia nunca antes experimentada por nosotros, que dio mayor sentido a nuestros días de trabajo, otrora interminables. Una forma de participación libre, con elección rotativa de funciones en las distintas Comisiones necesarias para gestionar la fábrica y el conflicto, con delegación de mandatos temporarios. Cada uno de nosotros, además de ejercer nuestras funciones habituales, participábamos alternativamente en las diversas tareas. Por un momento, percibimos que, por lo menos, para una industria con tal grado de automatización como PASA deja de tener sentido un trabajo esclavizante, alienante, desprovisto de cualquier atractivo. Sólo se justifica tal aberración por la existencia de un sistema económico social, basado en la explotación de los trabajadores”.
Estas líneas forman parte del libro «Democracia Directa y Gestión Obrera. El SOEPU, la Intersindical de San Lorenzo y la Coordinadora de Gremios: 1962 – 1976”, de Leónidas Noni Ceruti / Mariano Resels.