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Por más mujeres en la industria aceitera

El viernes pasado dos trabajadoras aceiteras fueron a dar una charla en la escuela técnica naval Carlos Mansilla N° 697. El objetivo tuvo que ver con socializar los saberes y las experiencias dentro del trabajo como aceiteras e incentivar a que cada vez sean más las mujeres trabajando en la industria.

María Laura Ilarraz trabaja hace once años en Cargill VGG, en el sector de co-generación (generan energía), también llamado Servicio porque abastece a todo el complejo de vapor, aire y agua. María Laura proviene de una escuela bachiller, cuya orientación era en economía. Cuando terminó la escuela empezó Comunicación Social pero no le gustó y arrancó a trabajar en la industria. Hizo un curso de perito clasificadora de cereales y desde ese momento fue trabajando en distintas empresas hasta que entró en Cargill.

María Laura fue junto a Carina Savone -quien también trabaja en Cargill VGG y forma parte de la comisión directiva del SOEAR- a dar una charla a la escuela técnica naval Carlos Mansilla N° 697, escuela en la que estudió Carina. Lo primero que observó María Laura fue la disparidad entre varones y mujeres: “Eran alrededor de treinta alumnos y solamente había seis chicas”. Daniel Crucianelli es el nuevo director de la escuela y estuvo presente en la charla que dieron Carina y María Laura. Daniel cuenta que en la charla estuvieron todos los alumnos de quinto y sexto año, que a los últimos años llegan pocas mujeres y que cuando se reciben no son muchas las que siguen en la industria. “En la primera parte de la charla apuntaban a hablar con las chicas para explicarles que tienen una oferta de trabajo importante, que no piensen que por ser mujeres no pueden cumplir con ciertas funciones, explicaban que actualmente está todo mecanizado”.

El título con el que se reciben en la escuela es Técnico Electromecánico Motorista Naval. Daniel dice que Carina y María Laura hablaron sobre la oferta laboral en base al título de la escuela. “Las mujeres aceiteras que vinieron están en dos ramas distintas, mecánica y electricidad. Hablaron de cómo hacen su trabajo y en qué lugares del cordón industrial está la mayor oferta laboral”.

“Tratamos de darles un pantallazo de todas las cosas que pueden hacer con el título que tienen. En general de la única manera que se piensan trabajando es en un barco. Y con Carina se demuestra que hay otras posibilidades que no se limitan a embarcarse sino que pueden trabajar de muchas cosas más”, explicó María Laura, quien aclaró que si bien no les hicieron muchas preguntas, sí les prestaron mucha atención. “Sentí que las chicas estuvieron atentas a lo que comentamos”.

María Laura arrancó trabajando en biodiesel como operadora y hace cuatro años que cambió de sector. Cuando llegó a caldera se encontró con equipos que son más grandes y que necesitan un poco más de fuerza física. “Había algunos equipos que eran medio imposibles para mí, pero si yo no lo puedo hacer, tampoco debería hacerlo un hombre. La mayoría de las personas lesionadas en la fábrica terminan siendo los varones porque trabajan de una manera inadecuada o se sobre exigen de manera innecesaria”. María Laura destaca que en sus once años de trabajo en la fábrica nunca faltó por algún dolor de espalda o columna, pero que sus compañeros varones muchas veces terminan con hernias de disco. “Tal vez esos esfuerzos no les impiden seguir con el trabajo pero sí genera un malestar que no tiene que existir”. María Laura es tajante cuando dice que “tenés que irte a tu casa en las mismas condiciones en las que entraste a la fábrica”. Tiene bien claro que la tarea que implica un riesgo no se debe realizar. “Para mí eso es prioridad a la hora de trabajar: voy a trabajar hasta donde pueda sin lastimarme. Si sé que me voy a lastimar, no lo voy a hacer. Hay leyes, si estamos levantando algo de más de veinte kilos, estamos fuera de la ley. Y el primero que habla de la ley es Cargill”.

A partir del trabajo de los Comités Mixtos, cuenta María Laura, se hicieron muchas modificaciones. Por ejemplo, Mantenimiento empezó a intervenir los equipos de manera preventiva.

Sobre el lugar preponderante de las mujeres en la vida social y en el mundo del trabajo, María Laura describe como “motivador” y dice alegrarse muchísimo por el hecho de que “las mujeres nos estemos movilizando y cada vez abarquemos más espacios que antes no teníamos”. También dice que “hay un montón de cosas que cambiar” en la sociedad, que “las mujeres no somos solamente un vientre para traer hijos sino que aportamos un montón de cosas al trabajo y a la sociedad”. Pero al mismo tiempo, María Laura plantea que los hombres deben acompañar a las mujeres para que sean cada vez más. “No me gustan los mensajes radicales, hay que hacer un cambio pero se necesita el acompañamiento de los hombres, tanto adentro de la casa como afuera. No es sin los varones, es con los varones”.